Los puntajes de calidad de vida miden el bienestar de un individuo que cubre varias áreas de funcionamiento, como la salud física y psicológica, los niveles de independencia, las relaciones sociales y las creencias individuales. Se sabe que la mayoría de las personas con TEA tienen al menos una comorbilidad, siendo las más frecuentes los trastornos de ansiedad, de sueño, y algunas enfermedades con las gastrointestinales. Estudios previos reportaron que el diagnóstico precoz de TEA, el apoyo de la madre y la ausencia de enfermedades psiquiátricas comórbidas se asocia con una mayor calidad de vida mientras que la presencia de enfermedades psiquiátricas comórbidas y conductas agresivas se asociaron con una peor calidad de vida. Hasta ahora no se ha encontrado ninguna relación entre el tipo o severidad del autismo y la calidad de vida.

La calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) representa los dominios relacionados con la salud en los que se puede influir y que responden a tratamientos o intervenciones. Se ha informado que los adultos con TEA tenían una CVRS física y mental más baja que los adultos de la población general. La presencia de una enfermedad mental comórbida, estar divorciado o separado, tener menos apoyo social de los amigos, afrontamiento desadaptativo, bajo nivel de seguro, no vivir en un grupo de apoyo y tener enfermedades físicas tiene un impacto negativo en la calidad de vida. Por otro lado, un mayor apoyo social afectan positivamente la calidad de vida.

 

Este estudio investigó el valor predictivo de los síntomas gastrointestinales, los problemas de sueño, el apoyo social, los rasgos del autismo y el funcionamiento social en cada dominio de la calidad de vida en adultos con TEA. Este estudio proporciona la primera evidencia de que los problemas del sueño se correlacionan significativamente con la calidad de vida en adultos con TEA. La mayoría (89%) de los adultos con TEA presentaba problemas para dormir. Se encontró que la disfunción diurna se correlacionó con la calidad de vida física. Además, la duración del sueño y la disfunción diurna se correlacionaron significativamente con la calidad de vida ambiental. Estos hallazgos indicaron que los adultos que tienen mayores problemas con la disfunción diurna y la duración del sueño tienen más probabilidades de experimentar una peor calidad de vida.

Los resultados también mostraron que un peor funcionamiento social se correlacionó negativamente con la calidad de vida en los cuatro dominios. Los adultos con peor funcionamiento social tenían más probabilidades de experimentar una peor calidad de vida en los dominios de salud física, psicológica, relaciones sociales y medio ambiente. Este hallazgo sugiere que las interacciones de un individuo con su entorno juegan un papel crucial en la percepción de su posición en la vida.

El apoyo social se correlacionó significativamente con la calidad de vida en los dominios psicológico, de relaciones sociales y ambiental. Mayor disponibilidad percibida y adecuación del apoyo social de familiares se asociaron con un aumento de la calidad de vida en los dominios psicológico y ambiental. Además, mayor apoyo social de cada fuente; amigos, familiares y otras personas importantes, se asociaron significativamente con la calidad de vida en el dominio de la relación social. Este estudio arrojó luz sobre la importancia del apoyo social de amigos, familiares y otras personas importantes para los adultos con TEA. Este hallazgo es similar a investigaciones previas que encontraron que el apoyo social percibido estaba correlacionado con la calidad de vida en adultos con TEA. Una mayor adecuación percibida del apoyo social de amigos y familiares predice significativamente una mayor calidad de vida relacionada a la salud mental. Según los autores de este trabajo, los rasgos de autismo no se asociaron significativamente con ningún dominio de la calidad de vida. Este hallazgo es similar a otras investigaciones, que no encontraron relación entre el tipo de autismo y la calidad de vida general.

La mayoría (86%) de los adultos con TEA se vieron afectados por al menos un síntoma GI en los últimos tres meses. Sin embargo, no se encontró evidencia de ningún valor predictivo significativo de los síntomas gastrointestinales en ninguno de los dominios de la calidad de vida. Con respecto a otras condiciones físicas o médicas comórbidas, el 25,7% de los adultos con TEA informó tener una o más condiciones físicas o médicas comórbidas. Esta estimación de prevalencia se encuentra entre los números informados en investigaciones anteriores (10,4% – 33%). Los adultos que tenían un diagnóstico de una enfermedad física tenían una calidad de vida física más baja que los que no. Sin embargo, la relación entre la enfermedad física y la calidad de vida debe investigarse en investigaciones futuras. Con respecto a los trastornos psicológicos comórbidos, el 63,5% de los adultos con TEA informaron tener al menos un trastorno psicológico comórbido. Esta es una estimación de prevalencia se encuentra dentro de los rangos reportados anteriormente, que varían entre un 36% y un 70%.

En este estudio, un gran porcentaje de participantes eran mujeres (70,1%), lo que no refleja la comprensión actual de la proporción de hombres y mujeres con TEA. Es posible que el alto número de mujeres participantes se deba a que el método de reclutamiento que se utilizó fue a través de las redes sociales. La investigación ha planteado la idea de que la discrepancia en el diagnóstico de TEA puede ser el resultado de diferencias en la presentación de síntomas, incluidas diferencias en conductas internalizantes, conductas repetitivas, conductas autolesivas y otras conductas desafiantes. También hay alguna evidencia que indica que las mujeres con TEA tienen más impedimentos sociales que los hombres. La investigación también ha sugerido que muchas herramientas desarrolladas para evaluar el TEA se validaron utilizando muestras predominantemente masculinas que pueden afectar la sensibilidad de una evaluación a los síntomas del TEA en mujeres. Por lo tanto, es importante considerar las diferencias de género relacionadas con el TEA y lo que significa para la calidad de vida en esta población.

El presente estudio proporciona evidencia de correlaciones significativas inexploradas de la calidad de vida en adultos con TEA. Los resultados destacan la relevancia de los problemas del sueño en la calidad de vida, que se correlacionó significativamente con dos dominios de la calidad de vida. Además, el apoyo social se asoció significativamente con tres dominios de calidad de vida. Finalmente, un funcionamiento social deficiente se correlacionó negativamente con la calidad de vida en cada dominio, lo que sugiere que el funcionamiento social deficiente puede ser un factor clave que debe abordarse para aumentar la calidad de vida general en esta población. Teniendo en cuenta que la cantidad de estudios que investigan los correlatos de la calidad de vida en adultos con TEA en la literatura es limitada, este estudio amplió la literatura existente y brindó un valor informativo que puede orientar las intervenciones terapéuticas para ayudar a los adultos con TEA a vivir una vida satisfactoria.

Modificado de:

Leader G, Barrett A, Ferrari C, Casburn M, Maher L, Naughton K, Arndt S, Mannion A. 2021 Quality of life, gastrointestinal symptoms, sleep problems, social support, and social functioning in adults with autism spectrum disorder. Research in Developmental Disabilities (112): 103915. DOI: 10.1016/j.ridd.2021.103915.

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