Hoy 1/44 niños presentan AUTISMO…para el 2032 podría ser 1/5 o mas. El autismo, más que un diagnóstico, es un FENÓMENO SOCIAL COMPLEJO que reclama la atención de TODOS. Como comprendemos y “utilizamos” el diagnóstico es de las instancias más importantes. El AUTISMO no es una enfermedad…es una manera adaptativa en la que el sistema nervioso de un bebé/niño intenta lidiar con una dificultad neurológica de integrar y procesar info sensorio-afectivo-motriz clave para la maduración de su cerebro. Al no poder hacerlo…entra en default todo su aprendizaje….deja de aprender, se aísla y se auto-estimula. La “triada del autismo” es en realidad una auto-protección adaptativa del cerebro intentando ordenar y serenarse.

Lo que llamamos AUTISMO es en realidad lo que sucede luego de no haber podido aprender la información socio-emocional clave de la cual el cerebro depende. FUNDAMENTAL aprender a leer y comprender los perfiles de “auto-regulación” de cada niño, para “recrear” las instancias vinculares que favorecen la “re-conexion”. El desafío es generar contextos, vínculos y actividades cuidadas que disminuyan la “necesidad” de las auto-estimulaciones y permitan que se vuelva a “encender” una atencion curiosa y “disfrute” hacia el entorno…hacia los vínculos.

El diagnóstico sigue siendo “útil“ administrativa y epidemiológicamente. Con las familias (y escuela) la prioridad es aliviar el “impacto” del diagnóstico y acompañar en la “re-comprension. Las conductas de cada niño nos “hablan” sobre que favorece su aprendizaje…y que no. Una nueva comprensión del AUTISMO cambia radicalmente cómo hacemos y damos el diagnóstico y cómo diseñamos “tratamientos”. Precisamos lo “pedagogico-tecnico”, y especialmente lo HUMANO-técnico…para “recrear” de manera natural aspectos claves del aprendizaje socio-emocional vincular temprano.

Son clave las interacciones genuinas en contexto, actividades COMPARTIDAS con un claro sentido y propósito. Generar una natural convivencia x “re-comprender”. La plasticidad del cerebro es inmensa, especialmente en la niñez. Siendo el “autismo” un fenómeno “adaptativo”, conserva su potencial. El mundo y los paisajes de la infancia han cambiado vertiginosamente. Desde Salud necesitamos estar atentos al aumento de niños con perfiles de integración y procesamiento sensorio-afectivo-motriz “más frágiles” y al riesgo que suman las pantallas a la crianza de todos.

Cuando “aparece” el riesgo o diagnóstico de TEA la tarea es lograr interacciones cotidianas ajustadas al perfil sensorio-afectivo-motriz de cada niño. Una “demanda” compleja para que recaiga únicamente sobre la familia….la tarea es compartida con la comunidad. Una apertura y cambio de COMPRENSIÓN y CONSCIENCIA. Los “mejores tratamientos” son los ajustados a la individualidad, en contextos “reales” con sentido para el niño….crear convivencias naturales.

El desafío es que seguimos “pensando” que el TEA es estático y fijo de nacimiento…cuando hoy sabemos y vemos que es dinámico. La tarea es reflexionar sobre nuestras creencias y promover hablar de crianza de niños con tiempos diversos, por encima de diagnósticos y tratamientos. Los niños son niños primero.

Hacer diagnóstico precoz de “autismo” es fundamental pero a la vez, cuánto más temprano más cuidado de las sutilezas de la vinculación temprana, sino se corre el riesgo de ser parte del problema. Un tratamiento “educativo” dado de manera automática por “tener autismo” puede reforzar la “desconexión adaptativa” del niño, y pasar desapercibida x “tener autismo”.

Desde salud y educación necesitamos agudizar la comprensión de la neurofisiológia del vínculo, el procesamiento sensorio-afectivo-motriz y las bases del aprendizaje simbólico temprano. Esto permite ejercer una “alerta” precoz saludable, minimizando sobresaltos y ajustando entornos, abordajes y vínculos de manera amable. Saberes que reducen temores y diagnósticos “apresurados”…que literalmente pueden paralizar el vínculo.