Las funciones ejecutivas son un ‘paraguas’ bajo el que se cobijan muchas y distintas funciones, como las habilidades de planificación, memoria de trabajo, inhibición y control de impulsos, cambio de foco atencional, flexibilidad, generatividad, iniciación y autorregulación de la acción, entre otras. Es decir, se relacionan con la organización de la acción y el pensamiento.

Las personas con trastornos de espectro autista tienen afectadas las funciones ejecutivas y esto ha hecho que la explicación de una disfunción ejecutiva en el autismo haya ido ganando peso gradualmente (junto con las hipótesis de disfunción de teoría de la mente y coherencia central débil). Sin embargo, hay falta d consenso y los fallos en las funciones ejecutivas también se encuentran en otros trastornos. Además, la alteración de la función ejecutiva no se da de manera universal en el autismo.

Desde el punto de vista de las implicaciones terapéuticas y de tratamiento, como consecuencia de la disfunción ejecutiva se pueden ver especialmente deterioradas las habilidades adaptativas de la vida cotidiana. A pesar de reconocerse la importancia de las funciones ejecutivas en el fenotipo autista, hay pocos programas de intervención. Uno es el sistema TEACCH, que propone una organización del entorno y una presentación de las actividades que compensan las disfunciones ejecutivas más significativas de los TEA y promueven la acción independiente. Utiliza sistemas visuales y provee rutinas predecibles y altamente estructuradas. Además, rescata las fortalezas e intereses de las personas con TEA. Los datos obtenidos de la investigación confirman que el programa TEACCH permite un gran nivel de independencia y una mayor productividad de las personas con TEA y se puede implementar fácilmente en una gran variedad de entornos, incluyendo la escuela, el trabajo, el hogar y la comunidad. Otro, es el programa REHABIT, que está diseñado para enseñar una variedad de habilidades cognitivas, incluidas funciones ejecutivas, atención, memoria, lenguaje y rendimiento escolar.

Es necesario realizar acomodaciones, modificaciones y desarrollar habilidades compensatorias que permitan a las personas con TEA minimizar los efectos negativos que la disfunción ejecutiva puede ocasionar en todas las situaciones a las que se deben enfrentar en la vida cotidiana y en los contextos de aprendizaje formal y menos formal.

Introducción La hipótesis psicológica de la disfunción ejecutiva desempeña un papel crucial para explicar el fenotipo conductual de las personas con trastornos del espectro autista (TEA), relacionada también con otras hipótesis como el déficit en teoría de la mente o la hipótesis de la coherencia central débil. Sin embargo, ninguna de estas hipótesis son mutuamente excluyentes y los comportamientos que tienen su origen en alguna de esas tres hipótesis están también moldeados y mantenidos por otros procesos y factores.

Desarrollo Este artículo revisa la manifestación conductual y el estado de la investigación sobre las funciones ejecutivas en personas con TEA y su impacto en las habilidades de planificación, de flexibilidad mental y cognitiva, generatividad, inhibición de respuesta, habilidades mentalistas y sentido de la actividad.

Conclusión Aunque la disfunción ejecutiva ha ido ganando peso como hipótesis explicativa en las personas con TEA, persisten algunas dificultades relevantes que precisan de mayor y más detallada investigación. Por otro lado, son muy escasos los programas de intervención con eficacia demostrada que minimicen los efectos de la disfunción ejecutiva en el autismo.

Modificado de:

Martos-Pérez J., Paula-Pérez I. 2011. Una aproximación a las funciones ejecutivas en el trastorno del espectro autista. Rev Neurol 52 (Supl 1): 147-153

Foto: Angel Ortega via Compfight