Reportes de casos clínicos sugieren que el comportamiento de niños con TEA puede mejorar con la fiebre. Entender el rol de la fiebre, si es que existe, puede ser de interés para los mecanismos causantes y las oportunidades terapéuticas. Se registró menos irritabilidad, hiperactividad, estereotipias, y lenguaje inapropiado en pacientes febriles. Hubo mayor letargo durante las fiebres, y todas las mejoras fueron transitorias. Los datos sugieren que los efectos de la fiebre persistieron en los pacientes menos y más enfermos. Los datos sugieren que estos cambios no serían únicamente un subproducto de los efectos generales de la enfermedad en el comportamiento. Sin embargo, se necesitan más estudios para elucidar el mecanismo biológico.
Los trastornos del espectro autista (TEA), se caracterizan por el interacciones sociales limitadas, déficits en la comunicación verbal y no-verbal, e intereses restrictivos. Como los TEA se diagnostican y definen a través del comportamiento, el estudio de conductas pasadas y actuales es crítico para aumentar el entendimiento de este complejo grupo de desórdenes. Las observaciones en los cambios de comportamiento a través del tiempo y factores influyentes, pueden ofrecer sugerencias para estrategias en la investigación como también información sobre la capacidad de los niños afectados.
En las últimas décadas, los padres y los médicos cínicos han informado que el comportamiento de sus hijos con TEA tiende a mejorar, a veces en forma dramática, durante los episodios febriles. El grado de temperatura requerida para provocar estos cambios en niños con TEA varía entre niños e infecciones. Las mejoras aparecen antes o con la primer fiebre y duran de uno a tres días después de no tener fiebre. Los informes sugieren que los efectos estimulados por la fiebre no aparecen si la temperatura aumenta por factores externos como puede ser un sauna, un deporte o temperaturas elevadas durante el verano.
La fiebre es una respuesta adaptativa compleja mediada por sistemas endócrinos, autonómicos y comportamentales, organizados por el cerebro ante un estímulo inflamatorio. El significado funcional de la fiebre sigue siendo incierto, aunque está asociado a un funcionamiento del sistema inmune. La fiebre es común durante la infancia, en general asociada a infecciones bacterianas o virales, y acompañada de varios comportamientos propios de estar enfermos como la irritabilidad y el letargo, pero no de comportamientos mejorados como se observa en niños con TEA.
Los caminos que están involucrados en la fiebre reflejan las interacciones elaboradas entre el sistema immune y el sistema nervioso. Los rápidos cambios en el comportamiento duarnte la fiebre en niños con TEA sugieren que en estos pacientes, redes neuronales disfuncionales serían nacientes y potencialmente intactas. Entender las rasones por las cueles hay mejoras durante la fiebre podrían aportar bases neurobiológicas al conocimiento de los TEA.
Las explicaciones para los efectos en el comportamineto durante la fiebre en niños con TEA involucran interacciones entre las respuestas sistémicas inmunes y los mecanismos neurobiológicos de funcionamiento cortical y neuronal. Estos incluyen: efectos neurobilógicos de citokinas selectivas proinflamatorias y/ o antiinflamatorias; modificaciones de las funciones neuroales y sinápticas secundarias a la variación de temperatura corporal in influye en la velocidad de conducción neuronal y transmisión sinápitica; modificación de redes neuronales dinámicas como resultado de cambios en la traducción de señales celulares y la transcripción de genes que regulan la sinapsis; mayor producción de otras proteínas relacionadas con el estrés durante la fiebre que pueden modificar el consumo de energía y actividad mitocondrial; y, la estimulación del eje hipotalámico pituitario adrenal.
Este estudio tiene sus limitaciones. Aunque las comparaciones entre subgrupos sugieren algún efecto específico de la fiebre, el estudio no incluyó un grupo de niños con enfermedades no-febriles. Es interesante reconocer que muchos padres no habían predecido cambios en el comportamiento por la fiebre. Lo padres pueden estra concentrados en la enfermedad y no en el comportamiento durante el episodio febril. Algunos padres pueden no observar cambios tan sutiles, o pueden no llamarles la atención. Además, las respuestas comportamentales asociadas a la fiebre pueden ser heterogéneas o limitadas a ciertos subgrupos.
Tampoco está claro si se encontró la verdadera “ventana” para los cambios en el comportamiento asociados a la fiebre. La coleción de datos durante diferentes “ventanas” de tiempo puden haber demostrados otros cambios. Considerando el descenso en el uso aberrante del lenguaje durante la fiebre, es incierto cuánto de esto se puede atribuir a características propias de la enfermedad, como una garganta inflamada.
Más estudios facilitarían comparaciones entre tipos de enfermedades febriles, por ejemplo, virales vs. bacterianas, ya que los patógenos podrían afectar el comportamiento de manera diferente. También se podría agregar un grupo de niños con enfermedades no febriles, como la gastroenteritis. También podrían agregarse otros grupos para investigar si estas mejoras en el comportamiento son propias de los niños con TEA, por ejemplo, hermanos no afectados. La colección de datos sobre los cambios en la dieta, el esters, los patrones de sueño, o la rutina diaria durante los episodios febriles también serían muy útiles.
Este estudio sirvió para documentar los informes en los cambios de comportamientos de los niños con TEA durante un episodio febril. Sin embargo, se necesitan más investigaciones.
Modificado de:
Curran, L., Newschaffer, C. J., Lee, L., Crawford, S. O.; Johnston, M. V., Zimmerman, A. W. (2007) Behaviors associated with fever in children with autism sprectum disorders. PEDIATRICS 120(6): 1386-1392.
Foto: Alex Proimos via Compfight