El mejor regalo que podemos hacerle a un niño es ayudarlo a aprender a comunicarse y a entrar en contacto con su mundo. Sin embargo, cuando un niño  no puede comunicarse o tiene muchas dificultades para hacerlo, nos sentimos muy frustrados

La comunicación con nuestros hijos puede estancarse o cortarse, y eso puede hacernos enojar o sentir incompetentes. Este tipo de situaciones exige aptitudes para comunicarse que van más allá de lo ordinario.
¿Cómo le hablamos a un niño que tiene limitaciones para comunicarse? Un niño con TEA tiene dificultades para mantener una atención compartida y esto influye en su capacidad para intentar comunicarse. Un niño con un Trastorno específico del lenguaje capaz no comprende lo que hablamos o no puede expresar lo que quiere decir. 
Tenemos que tratar de ayudar a nuestros hijos pero primero debemos entender cómo es nuestra propia reacción a ese comportamiento. Cuando el niño parece desinteresado, tendemos a asumir el control o a retiramos. Cuando rechaza nuestros intentos por comunicarnos con él, muchas veces tratamos de presionarlo. Cuando, por su inflexibilidad, se empeña en su postura, sentimos deseos de rechazarla y reafirmas la nuestra, siendo nosotros aún más inflexibles. Al hacer lo posible por quebrantar la resistencia de nuestro hijo, generalmente la aumentamos. 

La poca intensión comunicativa ola dificultad de nuestro hijo para comunicarse con nosotros puede hacernos sentir decepcionados y frustrados, con ganas de darnos por vencidos. Sin embargo, no sólo saldremos perdiendo, sino que a nuestro hijo le faltará la oportunidad o el estímulo que necesita para mejorar su habilidad para comunicarse y aprender.

Al querer cuidar a nuestro hijo, enseñarle y entretenerlo, tendemos naturalmente a asumir el control. Tenernos que hacer un esfuerzo consciente por no apresuramos a anticipar lo que nuestro hijo necesita, decirle qué hacer, o decidir a qué va a jugar. Debemos recordar que es importante esperarlo, a veces sólo unos cuantos segundos, observándolo y escuchándolo. Es importante darles tiempo:
  • Observándolo: lo que nos ayuda a reconocerlos sentimientos y necesidades de nuestro hijo
  • Esperándolo: para darle la oportunidad de darse a entender a su manera
  • Escuchándolo: para animarlo a expresarse

La comunicación se desarrolla de a poco:

  1. Primero aparece el llanto, las miradas,  sonrisas, y los gritos y sonidos vocálicos. Hay cambios en la voz (volumen, etc.) y en los movimientos del cuerpo
  2. Siguen las expresiones faciales, junto con el acercamiento a los objetos y a las personas. Surgen una variedad de sonidos con vocales y consonantes.
  3. En la siguiente etapa, empiezan a señalar a los objetos y a las personas. También usan gestos como decir que sí con la cabeza o adiós con la mano. Muestran con acciones lo que nos quieren decir, las palabras son representadas por sonidos, y aparecen algunas palabras sueltas y señas. Empiezan a combinar miradas, vocalización y gestos
  4. La comunicación sigue desarrollándose a través del uso frecuente de palabras sueltas y señas, de una combinación de palabras difíciles de comprender y/o de dos o más palabras o señas combinadas para formar frases u oraciones
  5. Finalmente 3 o más palabras se combinan en oraciones

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Tratemos de dejarle al niño la iniciativa. Si nos ponemos cara a cara, podemos interpretar e imitar. Y empezar a turnarnos.

Podemos repetir y ampliar lo que el niño dice: nombrando, explicando, describiendo, haciendo de cuenta, hablando del futuro y de sentimientos.  Al ampliar el mensaje le damos la oportunidad de conocer nuevas palabras y comprenderlas. Pero sin hablar en exceso, manteniendo siempre el uso de frases cortas y sencillas.

Otra idea interesante es utilizar música. Muchos niños adquieren habilidades preverbales de manera natural al escuchar, prestar atención y concentrarse, lo cual los lleva a prever la siguiente actividad y a seguir instrucciones. La magia de la música está en la participación conjunta en actividades que estimulan el contacto físico, el turnarse, las respuestas no verbales, los juegos vocales, los gestos, además del habla. También da cierta conciencia sobre el momento oportuno para la acción o las palabras. Todos estos elementos son la base para aprender a comunicarse convencionalmente. 

El aprendizaje se ve reforzado cuando varios sentidos envían el mismo mensaje al cerebro. El juego es una de las mejores maneras de que nuestros hijos aprendan a comunicarse y llevarse bien con los demás.

 

Extraído y modificado de: “Hablando nos entendemos los dos”

FotoPatrick via Compfight