Entre el 5 y 40% de las personas con TEA, desarrollan epilepsia durante su vida, y es más probable que se en personas que además tienen discapacidad intelectual. Esta alta incidencia de epilepsia tiene un primer pico entre los 1-5 años de edad y un segundo pico entre la edad prepuberal y la adolescencia. Aunque generalmente se controlan bien con medicación, hasta un 20-30% de estas epilepsias son refractarias al tratamiento farmacológico.

El aumento de la prevalencia de la epilepsia y / o anormalidad de EEG en pacientes con TEA refuerza la creencia de que las personas con autismo  tienen alguna condición neurológica basal, pero esta asociación no es completamente comprendida. No hay un tipo de convulsión ni patrones eletroencefalográficos (EEG) específicamente asociados con TEA. Algunos estudios han informado crisis parciales complejas (con o sin generalización secundaria), ausencias y convulsiones tónico-clónicas generalizadas.

El diagnóstico clínico de convulsiones en individuos con autismo puede ser un reto porque pueden atribuirse ciertas anomalías del comportamiento producto de una crisis al autismo en sí.

El tratamiento de la epilepsia en autimo se realiza con diversos fármacos antiepilépticos (FAE) y los que más se usan son el ácido valproico, la lamotrigina, el levetiracetam, la etosuximida, la carbamacepina, la oxcarbacepina y el topiramato. Sin embargo, la gran mayoría de los FAE no presenta un buen equilibrio entre eficacia y tolerabilidad, y pueden no actuar favorablemente sobre el núcleo central de la sintomatología autista. Esto ha llevado a que se utilicen otras alternativas, con resultados variables, incluyendo dietas específicas, terapia inmunomoduladora, cirugía resectiva, sistemas de estimulación del nervio vago, transecciones subpiales múltiples, neurofeedback y estimulación magné­tica transcraneal.

La experiencia obtenida con el tratamiento con dieta cetogénica (DC) en diversos síndromes epilépticos infantiles refractarios que no son buenos candidatos para la cirugía, incluyendo pacientes con epilepsia y autismo, ha llevado a considerar este tratamiento como una opción potencialmente eficaz y segura en el tratamiento del complejo autismo-epilepsia.

Debido a la alta frecuencia de epilepsia en la población con TEA y a la dificultad para reconocer algunas crisis de forma clínica, un EEG debe ser incluido como instrumento diagnóstico para la epilepsia, sobre todo en los niños con trastornos neurológicos asociados.

Modificado de:

Garcia-Peñas, JJ (2016) Trastornos del espectro autista y epilepsia: el papel de la dieta cetogénica. Rev Neurol 62 (Supl 1): S73-S78

Barbosa de MatosM, Nau AL, Foresti Fezer G, Simone Zeigelboim B, Noronha Liberalesso P (2015) Epilepsy and EEG abnormalities in children with autism spectrum disorder. JECN 21(3):103-6

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