“Muchas veces pensé en comprarme la lupa y el sombrerito del inspector Clouseau ya que así me sentía tratando de descubrir cual será el antecedente de la conducta, para luego buscar la mejor respuesta para evitar que la conducta se repitiera.”

Ayer escuchando un video, una profesional hablaba de como prevenir conductas disruptivas en niños con autismo y mencionaba, con mucha razón, que los padres debíamos volvernos detectives para poder descubrir cuales son las causas de dichas conductas y así poder pensar en acciones efectivas para evitarlas.

Eso es así, muchas veces pensé en comprarme la lupa y el sombrerito del inspector Clouseau ya que así me sentía tratando de descubrir cual será el antecedente de la conducta, para luego buscar la mejor respuesta para evitar que la conducta se repitiera. Debo decir que muchas veces logramos descubrir y cambiar conductas pero otras muchas veces no. Simplemente por que la conducta es tan reforzante por si misma, que cualquier cosa que hiciéramos la reforzaba aún más y fue así que algunas las llegamos a aceptar como si hubieran dejado de ser disruptivas, esto claramente no me alegra, pero es la realidad.

Ahora bien a raíz de este video comencé a pensar que hoy después de 19 años y con las grandes limitaciones que el autismo nos dio, entre las cuales están una gran limitación en la comunicación, en comprender lo que le tratamos de decir, una gran inseguridad ante el no poder entender mucho de lo que sucede a su alrededor, la ansiedad frente a situaciones que no comprende, y más cosas. Como poder descubrir en esas conductas las causas tan profundas que pueden producirlas, como un “simple” dolor de cabeza, sin pensar en esos dolores que nos cambian la cara. O ese recuerdo de alguien que ya no está pero que quisiera volver a verlo, o ese lugar que se le vino a la mente y quisiera visitar en vez de ir siempre a donde lo llevan, o ese asado maravilloso que come el vecino y que huele y desearía estar comiendo. Acaso todas estas no pueden ser razones suficientemente valederas para el mayor berrinche en un joven que aunque pudiera hablar, tal vez no le vienen las palabras tan fácil a su cabeza como para decir lo que le pasa y buscar ayuda o solución.

SI!!!!!, tenemos que ser grandes detectives, pero cuando no llegamos a nuestro gran descubrimiento no pensar en nuestra falla, sino en que a veces, esas razones pueden estar en su mente y que, aunque las descubriéramos no las podríamos evitar.

Y que además de detectives, tenemos que ir ayudándole a encontrar diferentes formas de autorregularse, para que en estas situaciones desconocidas pueda el mismo autoayudarse a manejar sus propias conductas.

En nuestro caso no es tarea fácil, como seguramente no lo es en tantos otros casos, acompañar a una persona con autismo nos requiere de mucho amor, todo ese que también recibimos en cada abrazo.

Patricia Orea