El mejor regalo que podemos hacerle a un niño es ayudarlo a aprender a comunicarse y a entrar en contacto con su mundo. Sin embargo, cuando un niño no puede comunicarse o tiene muchas dificultades para hacerlo, nos sentimos muy frustrados.
La poca intensión comunicativa ola dificultad de nuestro hijo para comunicarse con nosotros puede hacernos sentir decepcionados y frustrados, con ganas de darnos por vencidos. Sin embargo, no sólo saldremos perdiendo, sino que a nuestro hijo le faltará la oportunidad o el estímulo que necesita para mejorar su habilidad para comunicarse y aprender.
- Observándolo: lo que nos ayuda a reconocerlos sentimientos y necesidades de nuestro hijo
- Esperándolo: para darle la oportunidad de darse a entender a su manera
- Escuchándolo: para animarlo a expresarse
La comunicación se desarrolla de a poco:
- Primero aparece el llanto, las miradas, sonrisas, y los gritos y sonidos vocálicos. Hay cambios en la voz (volumen, etc.) y en los movimientos del cuerpo
- Siguen las expresiones faciales, junto con el acercamiento a los objetos y a las personas. Surgen una variedad de sonidos con vocales y consonantes.
- En la siguiente etapa, empiezan a señalar a los objetos y a las personas. También usan gestos como decir que sí con la cabeza o adiós con la mano. Muestran con acciones lo que nos quieren decir, las palabras son representadas por sonidos, y aparecen algunas palabras sueltas y señas. Empiezan a combinar miradas, vocalización y gestos
- La comunicación sigue desarrollándose a través del uso frecuente de palabras sueltas y señas, de una combinación de palabras difíciles de comprender y/o de dos o más palabras o señas combinadas para formar frases u oraciones
- Finalmente 3 o más palabras se combinan en oraciones
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Tratemos de dejarle al niño la iniciativa. Si nos ponemos cara a cara, podemos interpretar e imitar. Y empezar a turnarnos.
Podemos repetir y ampliar lo que el niño dice: nombrando, explicando, describiendo, haciendo de cuenta, hablando del futuro y de sentimientos. Al ampliar el mensaje le damos la oportunidad de conocer nuevas palabras y comprenderlas. Pero sin hablar en exceso, manteniendo siempre el uso de frases cortas y sencillas.
Otra idea interesante es utilizar música. Muchos niños adquieren habilidades preverbales de manera natural al escuchar, prestar atención y concentrarse, lo cual los lleva a prever la siguiente actividad y a seguir instrucciones. La magia de la música está en la participación conjunta en actividades que estimulan el contacto físico, el turnarse, las respuestas no verbales, los juegos vocales, los gestos, además del habla. También da cierta conciencia sobre el momento oportuno para la acción o las palabras. Todos estos elementos son la base para aprender a comunicarse convencionalmente.
El aprendizaje se ve reforzado cuando varios sentidos envían el mismo mensaje al cerebro. El juego es una de las mejores maneras de que nuestros hijos aprendan a comunicarse y llevarse bien con los demás.
Extraído y modificado de: “Hablando nos entendemos los dos”