Muchos niños con autismo presentan comportamientos repetitivos sin un fin aparente ni consecuencias sociales determinadas. Estas conductas se denominan comúnmente estereotipias o conductas con refuerzo automático. Las estereotipias se mantienen porque la conducta en si mismo implica un refuerzo positivo para el niño. Así, por ejemplo, un niño puede girar las ruedas de un camión porque el efecto visual que produce el giro es visualmente atrayente para él . Ejemplos comunes de las estereotipias incluyen el aleteo de manos, girar en círculos, repetir canciones y frases de películas, masticar elementos no comestibles, levantar y tocar objetos o realizar sonidos vocales. Las estereotipias son muy difíciles de tratar debido a su persistencia y a la tendencia a ocurrir sin supervisión de un adulto. Sin embargo, existen técnicas de análisis aplicado de la conducta que pueden ser útiles en el manejo de las estereotipias. Mencionaremos algunas de esas técnicas
Evaluación y tratamiento de las estereotipias. Estudios conductuales
En este estudio, los investigadores determinaron que el aleteo de manos ocurría en ausencia de consecuencias sociales y cuando el niño estaba solo. Se investigaron 2 técnicas para reducir dicha conducta: Un procedimiento daba indicaciones verbales regulares para evitar el aleteo ( Manos abajo), mientras que el segundo utilizaba una técnica de intervención denominada DRO o Refuerzo diferencial de otra conducta (Differential Reinforcement of Other behavior).
En el tratamiento que utilizaba indicaciones verbales, se observó una disminución del aleteo en presencia del adulto, pero un aumento del mismo cuando el adulto se retiraba del cuarto, incluso si el adulto regresaba en forma intermitente para recordarle que debía detener dicha conducta.
Cuando se utilizaba la técnica DRO se le presentaba al niño una actividad favorita la cual se interrumpía si el niño aleteaba por intervalos determinados de tiempo. En estas sesiones el adulto determinaba la contingencia ( Por ejemplo “ No aletees y puedes ganar [juguete preferido]”) y luego se iba del cuarto. Una vez que se cumplía el intervalo, al niño se le daba el juguete preferido. Inicialmente se le pedía que no aletee por 10 segundos, y luego el intervalo se fue ampliando paulatinamente hasta 10 minutos. Asi la técnica DRO demostró mayor efectividad en mantener menor frecuencia de aleteo cuando el niño estaba solo.
Conclusión: Para algunos niños, las indicaciones verbales pueden no ser suficientes para evitar las conductas estereotipadas cuando los adultos no están presentes. Un tratamiento alternativo se basa en reforzar la no ocurrencia de la conducta con un estimulo altamente atrayente para el niño.
La eficacia del refuerzo no contingente como tratamiento para la estereotipia reforzada automáticamente
En este estudio se concluyó que las respuestas repetidas como balanceo de la cabeza y movimientos de manos estaban mantenidas por las consecuencias sensoriales y continuaban en forma independiente de las consecuencias sociales. Los investigadores identificaron ciertas actividades que podían competir sensorialmente con las estereotipias. Por ejemplo reemplazar un masaje en el cuello por el balanceo cefálico. Se identificaron preferencias individuales para distintos estímulos y actividades. Estos estímulos se les ofrecieron en forma libre e indiscriminada con el objetivo de evaluar si los niños eligirian dichas actividades sobre las estereotipias. En todos los casos continuaban prefiriendo las estereotipias. Sin embargo una vez que se los guiaba hacia el estimulo (por ejemplo se les daba manualmente un juguete) las conductas estereotipadas disminuían.
Conclusión: El simple acceso a actividades de recreación puede no ser suficiente para disminuir las conductas estereotipadas. Los individuos pueden necesitar ser guiados para poder relacionarse con materiales que hagan que el refuerzo sea menos potente.
Reducción de vocalizaciones inapropiadas usando un programa de tratamiento de autogestión
En este estudio, las vocalizaciones repetitivas de una nena de 12 años con autismo fueron disminuidas enseñándole a monitorear su propia conducta. Primero, se le enseñó a diferenciar conductas silenciosas o ruidosas modelado por un adulto. Se utilizó un reloj con un timer audible en el cual podía grabar la cantidad de intervalos que permanecía silenciosa. Luego se le enseño a reforzarse cuando permanecía en un número determinado de intervalos en silencio. El procedimiento luego se utilizó en la escuela pública a la que asistía. El procedimiento autorregulado resultó en una disminución de las vocalizaciones inapropiadas, pero no tuvo efecto en otras estereotipias que la niña presentaba. Además, la niña continuó requiriendo asistencia de un adulto para prestarle atención al sistema de auto monitoreo.
Conclusiones: Algunos niños pueden aprender a discriminar sus propias conductas y automonitorear sus respuestas. Esta técnica puede ser una alternativa dentro de sistemas educativos en las que haya un maestro/guía. Sin embargo estas técnicas ven limitadas su utilidad a una conducta especifica.
Modificado de: What’s New in Research – Treating and Addressing Stereotypy – Bridget Taylor, Psy.D., BCBA
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